¡Nos volvemos a reunir mis
queridos lectores y espero que también oyentes del podcast Los cuentos
originales de las Mil y una Noches!
Estamos llegando a lo que espero sea el desenlace de la historia de los
dos hermanos y su descendencia.
Que aventura la de esta familia,
en particular la de Bradeddin Hassan, que en el episodio anterior al fin ha
sido encontrado por su familia, pero en vez de besos, abrazos y lágrimas de
alegría, a su tío Chamseddin Mohamed se le ha ocurrido la dudosa idea de hacerle
creer que lo ha ofendido, y lo ha tomado prisionero, para llevarlo al Cairo y
ahorcarlo por hacer pasteles a los que supuestamente les falta pimienta.
Ya en el blog de la semana
pasada, te hice un comentario sobre las bromas pesadas, las bromas basadas en
un engaño. Espero que Bradeddin cuando
se entere del engaño, lo tomé con humor, aunque quien sabe después de un viaje
que en esa época tardaría meses en llevarse a cabo desde Damasco a El Cairo, en
especial si lo hace enjaulado, sabiendo que tienen la intención de matarlo, por
algo que básicamente no es un delito, sino un capricho degustativo. En resumen
¡un absurdo por donde se le mire! ¡Inclusive en esa época!
Recordemos que esta historia, se
la está contando el primer visir al sultán Harum Al Rashid, para que por
extraordinaria la registre en los libros del califato, y perdone la vida a su
esclavo, el que por robar una manzana a un niño y haber mentido como la había
obtenido ha provocado como nefasta consecuencia que una mujer muriera
descuartizada por su marido, al creerse que era amante del esclavo. ¿Lo recuerdan?
La situación de Bradeddin me
lleva a reflexionar sobre el perdón frente grandes ofensas, traición, engaños. Difícil y delicado tema. Es fácil dejarse
llevar por sentimientos de rencor, deseo de venganza o de “incendiar la
pradera”; después de todo, somos humanos, y muchas veces nos sentimos heridos
por las acciones de los demás. Pero permitirme decir que el resentimiento no es
el camino hacia la felicidad. ¿Acaso alguna vez hemos sentido que el rencor
llena de satisfacción nuestra vida? La respuesta es un resonante no.
Lo que le sucede a Bradeddin, no
es un pequeño error, que puede ser perdonable sin darle grandes vueltas, todos
comentemos errores: por ignorancia, por distracción, por descuido, al fin al
cabo somo seres imperfectos, y los errores son parte de nuestro aprendizaje en
la vida. Hablo cuando las acciones de
otros te provocan daño, ponen de cabeza tu mundo emocional, te generan
inestabilidad y vulnerabilidad.
El enojo, el rencor, el deseo de
venganza suele ser copas que nunca se llenan a satisfacción. Son una carga abrumadora, que nos corroe
emocional, mentalmente, y va moldeando nuestras conductas y sentimientos de una
manera que nos aleja cada vez más del bienestar personal que buscamos.
El perdón es un acto de
liberación, que nos permite dejar atrás a quien no has causado daño, provocado un
momento amargo o difícil en nuestra vida.
El acto de perdonar no significa
ignorar las heridas, sino más bien permitirnos liberar aquel peso que llevamos
en el corazón.
Perdonando doy vuelta una página en
la historia de nuestra vida y seguir el camino que nos conduzca a sentirnos
bien con nosotros mismos y enfocarnos en el tipo de persona que queremos ser.
Recordemos que el que miente, el
que engaña, lleva una carga de insatisfacciones, autoengaño, dolores que a
veces no reconoce en sí mismo. Están
cargando con un peso muy diferente. La
fidelidad, la lealtad, son conceptos que posiblemente no estén en su adn, y es
muy probable que encuentren justificación para su comportamiento. “No quería hacerte daño, pero……”
Perdonar no implica poner la otra
mejilla, sino dar un paso hacia adelante, hacia una vida donde el sufrimiento
de otro no controle nuestro destino. Al soltar ese rencor, encontramos la
fuerza que necesitamos para centrar nuestra vida en lo que realmente importa.
Tampoco es recomendable perdonar,
para no perder algo, eso no es perdonar, es una transacción emocional que
estarás continuamente pagando con intereses.
Perdonar es un acto de valor para contigo.
Te dejo el enlace de esta semana, para conocer como concluye esta historia de los dos hermanos Nuredin Ali, Chamseddin Mohamed y sus respectivos hijos:
Como hemos visto en esta historia de *Las Mil y Una Noches*, la vida es un viaje lleno de borrascas y estrellas brillantes. Aprender a perdonar, a soltar esa pesada carga de rencor, es un arte que todos debemos desarrollar. ¿Y quién sabe? Tal vez, al final de esta historia, Bradeddin despierte no solo a un futuro prometedor junto a su familia.
Así que, queridos amigos, no olviden que el perdón es una de las formas más poderosas de amor propio que uno puede experimentar. ¡Hasta la próxima, y espero que sigamos explorando juntos las coloridas aventuras de esos personajes y nuestras propias vidas!
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