Que emoción encontrarnos esta
semana, para seguir la nueva historia que Scherezade nos está compartiendo
acerca de “Dulce amiga y Alí Nadur”, una historia que promete y para empezar,
¡uf, qué tema para reflexionar!, me trae el episodio de hoy.
Te han confiado un tema delicado,
que es una demostración profunda de confianza, por tanto, adviertes a tu
círculo cercano, ya sea laboral, familiar, amigos, que cuentas con ellos para
llevar a cabo lo que te han confiado y que de no cooperar podría causar a todos
serios problemas.
Y de pronto alguien ignorando el
bien común, ignora tus advertencias, y prioriza sus propios intereses, sus
propias necesidades egoístas, poniendo todo y a todos en graves aprietos. Y eso que al final ya fuera de manera directa
o indirecta los beneficia a todos, en la que todos están cooperando a su manera
con esfuerzo, ha sido sacrificado en altar del “yo, yo, yo” y lo peor si le
haces ver el mal que ha hecho te reclama, ¡ey!, ¡no es para tanto!, ¡qué más
da!
Lo peor es cuando la persona que
te defrauda es alguien a quien quieres, alguien en quien confiabas. Duele, ¡y
duele mucho!
En esos momentos, lo primero que
sientes es una rabia inmensa. Quieres gritar, quieres reclamar, quieres que esa
persona entienda el daño que ha causado. Pero ¿sabes qué? Eso no sirve de nada.
Al menos, no de inmediato.
Lo primero que hay que hacer es
reconocer esos sentimientos que a uno lo invaden. Aceptar la ira, la
frustración, la rabia, el enfado, gritar ¡aaahhhhh!, la decepción. No negarlos,
no reprimirlos. Permítete sentir esa rabia, pero no dejes que te consuma.
Luego se recomienda tomar
distancia, observar la situación, a uno mismo, respirar profundo, realizar la
relajación y enfocarse en encontrar la solución. Buscar apoyo en amigos,
familiares y obtener distintos puntos de vistas, para salir del problema que
nos ha sido provocado.
Durante ese tiempo de distancia,
es crucial observarte a ti mismo. ¿Cómo te está afectando esta situación? ¿Qué
pensamientos te están rondando la cabeza? ¿Cómo estás reaccionando físicamente?
Observa tus emociones como si fueras un científico analizando un experimento.
No te juzgues, simplemente observa.
La respiración profunda es una
herramienta poderosa. Cuando estamos estresados o enfadados, nuestra
respiración se vuelve superficial y rápida. Respirar profundamente ayuda a
calmar el sistema nervioso y a reducir la ansiedad. Hay muchas técnicas de
relajación que puedes probar, desde la meditación hasta el yoga. Encuentra la
que mejor te funcione y practícala regularmente.
Una vez que te hayas calmado un
poco, es hora de enfocarte en encontrar una solución. ¿Cómo puedes salir de
este embrollo? ¿Qué puedes hacer para minimizar el daño? ¿Cómo puedes evitar
que esto vuelva a suceder en el futuro?
Aquí es donde entra en juego el
buscar apoyo en amigos, familiares, incluso un terapeuta. Hablar con otras
personas te puede ayudar a obtener diferentes perspectivas y a encontrar
soluciones que no habías considerado. A veces, solo con desahogarte y contar lo
que te ha pasado, ya te sientes mejor.
No te voy a mentir, este proceso
no es fácil ni rápido. Requiere tiempo, paciencia y mucha autocompasión. Pero
es la única manera de superar la frustración y el enojo que sentimos cuando
alguien prioriza sus propios intereses por encima de los demás.
Al final, se trata de aprender de
la experiencia y de crecer como persona. De establecer límites claros, de
elegir mejor a las personas que nos rodean, de confiar en nuestra intuición y
de no ignorar las señales de advertencia, por mucho que duela.
Te dejó el enlace del capítulo de
esta semana para saber que sucede con Dulce Amiga, la joven seleccionada para
ser presentada ante el sultán, y el hijo de Adladin.
Y tú, ¿alguna vez has estado en
una situación similar? ¿Cómo lo has manejado? ¡Cuéntame en los comentarios! Me
encantaría saber tu opinión y compartir experiencias. ¡Al final, de eso se
trata la vida, de aprender juntos!
