¡Qué alegría volver a
encontrarnos, queridos lectores y oyentes de este blog y del podcast "Los
Cuentos de las Mil y una Noches"! Vaya imaginación la de Scherezade, ¿eh?
Claro, sin redes sociales como las de hoy, sin streaming, televisión, radio ni
cine, no le quedaba otra que ser continuamente creativa para distraerse. Lo
interesante de algunas de estas historias es que, sin profundizar demasiado,
revelan ciertos comportamientos humanos que perduran en el tiempo. Algunos de
ellos siguen siendo censurables, mientras que otros son dignos de alabanza.
Ahora bien, volviendo al barbero
que siente que ha sido calumniado por el joven que lo acusa de haberle
invalidado una pierna y de haberle arruinado la vida con su acoso... ¡Qué
personaje! El hombre ha empezado a narrar la historia de sus hermanos para demostrar
que él es mejor que ellos. En resumen, se niega a aceptar la responsabilidad de
sus actos, ¡solo porque, según él, eran bien intencionados! A pesar de no haber
sido requeridos, claro.
Al ir escuchando hasta ahora la
historia de su hermano mayor, y hoy al empezar el relato de otro de sus
hermanos, me lleva a reflexionar sobre esas personas que, para justificar sus
conductas, en lugar de aceptar la responsabilidad de sus actos (que a menudo
causan daño o males, a pesar de una supuesta buena intención), se escudan en el
comportamiento de otros para justificarse.
Me explico mejor: señalan los
defectos o comportamientos de otros para justificar sus propias acciones. Como
quien dice "la ley del empate", o la creencia de que un error o mal
comportamiento se justifica con el mal actuar de otros. ¿Han conocido a alguien así? ¡Yo sí!¡es
agotador!
La verdad es que esto solo
empeora las cosas y pone en evidencia una falta de conciencia de los propios
actos. No asumen responsabilidad alguna, asumiendo que "el otro"
también lo hace, y lo hace peor. Es como si pensaran: "Si él se equivoca,
yo también tengo derecho a equivocarme".
Hay cierta hipocresía en ese
comportamiento. Si el otro comete una falta, es criticable y cuestionable, pero
si uno comete la misma falta, ¡no debiera ser llamado al orden! ¿Por qué? Pues
porque "el de más allá" no solo también lo hizo, sino que su falta
era aún más censurable. Es un razonamiento retorcido, ¿verdad?
Sin duda, ese tipo de personas no
son de fiar. Tienen mucha verborrea y continuamente están improvisando sobre la
marcha excusas, historias, ¡incluso victimizándose para justificarse! Se
consideran víctimas del sistema y de la sociedad, como si el mundo entero
estuviera conspirando contra ellos. Siempre hay una excusa preparada, una
historia conmovedora a punto para ser contada.
Es como si vivieran en un
constante estado de negación. Negación de su propia responsabilidad, negación
de las consecuencias de sus actos, negación de la realidad. Y lo peor de todo
es que, muchas veces, ¡se creen su propia mentira!
¿Y qué podemos hacer nosotros,
los pobres mortales que tenemos que lidiar con este tipo de personas? Pues, la
verdad, no hay una solución mágica. Pero creo que lo primero es identificar el
patrón de comportamiento. Reconocer cuándo alguien está intentando justificarse
con la ley del empate o con la victimización.
Una vez que lo reconocemos,
podemos intentar establecer límites. No permitir que nos manipulen con sus
historias. No caer en su juego de culpabilizar a los demás. Y, sobre todo, ¡hay
que recordar que nosotros somos responsables de nuestras propias acciones! No
podemos controlar lo que hacen los demás, pero sí podemos controlar cómo
reaccionamos ante ello.
Es importante tener presente que
la honestidad y la responsabilidad son fundamentales para construir relaciones
sanas y duraderas. Y que, al final del día, lo más importante es poder mirarnos
al espejo y sentirnos orgullosos de quiénes somos y de cómo actuamos.
Así que, la próxima vez que te
encuentres con alguien que intente justificarse con la ley del empate o con la
victimización, respira hondo, mantén la calma y recuerda: ¡tú eres responsable
de tus propias acciones! Y eso, al final, es lo que realmente importa.
Y tú, ¿qué opinas? ¿Te has
encontrado con personas que se justifican con la ley del empate? ¿Cómo has
lidiado con ello? ¡Cuéntame en los comentarios! Me encanta leer tus
experiencias y opiniones.
Te dejo a continuación el enlace, para
escuchar la conclusión de la historia de Babuck y el inicio de la historia de
su otro hermano Al-Haddar.
¡Hasta la próxima!