lunes, 22 de abril de 2024

CÓMO SOBREVIVIÓ SCHEREZADE (Los cuentos de las mil y una noches)


 

EL EFRIT Y EL COMERCIANTE – EL JEQUE Y LOS DOS LEBRELES NEGROS

La historia del jeque y los dos lebreles negros se centra en tres hermanos que, en partes iguales, han heredado cierta fortuna por parte del padre que era comerciante.   El mayor de los hermanos decide vender su parte, pese a los consejos de no hacerlo. Él cree que su riqueza aumentará si sale a vender sus mercancías al mundo, así que emprende su camino con productos que presume serán elogiados y deseados en el extranjero.

Al hermano de al medio, ha prosperado en su negocio, es un buen comerciante y persona.  Se siente contento, vive tranquilo. Un día se encuentra con un mendigo que le pide limosna, e intenta compartir su buena fortuna con él, pero el mendigo le reprocha que no lo reconozca.  Se trata de su hermano mayor,  que además le solicita que no le pregunte qué ocurrió, ni cómo le fue en su aventura, ya que su estado lamentable habla por sí mismo.

Lo acoge, lo baña, y comparte la mitad de sus beneficios con él, con el propósito de que reinicie una nueva vida.

A poco tiempo, el hermano menor decide imitar al mayor y a pesar de los consejos, vende todo,  adquiere mercancías que supone serán de interés en el extranjero.

La historia se repite, vuelve en la miseria.  Nuevamente, el hermano de al medio, lo acoge como hizo con el hermano mayor; comparte la mitad de las ganancias del último año.

El hermano mayor junto el menor desean volver a intentar la aventura juntos, e intentan convencer al hermano del medio que se les una, el que se niega.  ¿Por qué habrían de triunfar donde ya han fracasado?  

Así pasan 5 años hasta que lo convencen. Antes de partir,  pone a buen recaudo la mitad de su fortuna, en caso de que fracase al igual que sus hermanos, y así no quedar en la miseria.  Grande es su sorpresa al saber, antes de emprender viaje, que sus hermanos han gastado el dinero que en su momento les dio para recuperaran sus negocios.  Nuevamente divide en tres su mitad de las ganancias

Comerciaron en el extranjero un año completo, el mayor y el menor, volvieron a fracasar, en tanto el del medio aumento cuantiosamente su capital.  Es hora de regresar a la ciudad de origen.

A la espera de embarcarse en el barco, el hermano del medio se va a caminar por la playa donde se encuentra a una mujer que le solicita ayuda, le ofrece dinero, pero ella le pide que la despose con la promesa de que no se arrepentirá de ello.  Él acepta y la viste de acuerdo con su nueva situación.

En el barco, los dos hermanos que les ha ido mal sienten envidia y se coluden para robarle y matarlo junto a su esposa.  Mientras están dormidos los arrojan al mar, pero ocurre algo asombroso, al caer al agua, la mujer que era un genio o efrita lo salva.  

Acá es donde te digo que escuches mi podcast, donde conocerás como continua la historia y su desenlace.

https://podcasters.spotify.com/pod/show/aldaraman/episodes/El-efrit-y-el-comerciante---El-jeque-y-los-dos-lebreles-negros-e2intqa

Aunque la finalidad de estas historias es sólo entretener, algunas como esta, me llevan a reflexionar las veces que me ha tocado conocer, casos de personas, que sin llegar al extremo de cometer un delito como en el cuento, no reconocen que a veces no tienen habilidades o capacidades para emprender ciertas tareas, proyectos o aventuras.  Insisten en obtener los beneficios de las habilidades que poseen otros, y al no conseguirlo culpan a otros, a las circunstancias que siempre están en su contra.

Tampoco son agradecidos con quienes tratan de ayudarlos desde el cariño y el afecto. Da la impresión de que eso los enoja más, los ofende.  Y hablan mal de aquel que le va bien, y que suele ser en ocasiones la misma persona que ha tratado apoyarlos y ayudarlos, para que se rehagan y mejoren su suerte.

Soy una persona convencida que todos tenemos capacidades y habilidades sólo tenemos que reconocerlas, aceptarlas, valorarlas, y sacarles provecho. 

No tiene sentido querer destacar donde no se tienen las dotes para ello, despreciar lo propio considerando que no es glamoroso o no brilla como brillan otros, es hacerse daño uno mismo.  Valórate, quiérete y disfruta lo que sabes hacer bien.  Al envidiar al vecino, al amigo o amiga, un hermano o hermana, un hijo o hija, compañero o compañera de alguna actividad, te quita tu propio brillo, no el mundo, no son otros quienes te impiden brillar, eres tú mismo/a al no apreciar las bendiciones con que has sido dotado/a.

Te adjunto link de mi podcast con la historia del El efrit y el comerciante (continuación), el jeque y los dos lebreles


El mandadero y las tres doncellas (continuación)

    ¡Hola a todos mis lectores  de este blog y oyentes del podcast de cuentos de Las Mil y Una Noches! ¡Es un placer tenerlos de vuelta para...