¡Hola mis queridos lectores y
oyentes del podcast "Los cuentos de Las Mil y una Noches"! Estoy
encantada de volver a estar con ustedes. En este nuevo capítulo, continuamos la
saga de nuestros hermanos separados por fantasías que han cobrado vida y, a su
vez, repercutido en sus descendientes.
Recordemos rápidamente dónde nos
habíamos quedado: Bradeddin ha encontrado un nuevo propósito en su vida como
pastelero en Damasco. Después de muchas peripecias y confusiones, parece haber
encontrado la estabilidad emocional.
Sin embargo, su historia no es la
única que estamos siguiendo, su esposa en la noche de bodas quedó embarazada,
al nacer el niño le pusieron Ajib, que al parecer ha crecido en una burbuja de
privilegios y arrogancia.
Ajib es un niño que, a sus cortos
siete años, ha aprendido a ejercer su poder sobre los demás, ha crecido con la
concepción de que su valor proviene de su linaje y el estatus que lo rodea, y
no de sus verdaderas virtudes como persona.
Cree que el gran visir es su
padre, cuando en realidad, es su abuelo. Esto nos lleva a reflexionar: ¿cuál es
la vida interior de un niño que se siente tan superior a sus compañeros? La
respuesta quizás radique en la falta de comprensión y verdad en su vida
familiar.
El maestro de Ajib, un personaje
lleno de buenos deseos y con un corazón compasivo, ve el sufrimiento de los
otros niños que son víctimas de sus abusos. Así que, en su intento de hacer una
intervención, organiza un juego que se convierte en un doloroso ejercicio de
honestidad.
Para poder jugar cada niño debe
presentarse diciendo su nombre, también el de sus padres. Cuando llega el turno
de Ajib, la revelación que el gran visir no es su padre, en medio de risas y
burlas, es un verdadero rayo que lo impacta. La confirmación de su madre, llena
de lágrimas, desciende sobre él como una nube oscura. La caída de su pedestal no sólo es una
experiencia devastadora, sino también polarizadora. Nos plantea la pregunta:
¿Qué hace a un niño malvado? Hermann Hesse lo decía, “el mundo es un reflejo de
tu alma”, pero ¿qué sucede cuando esa alma está perdida?
El comportamiento de Ajib me
lleva a reflexionar cómo, muchas veces, caemos en la trampa de justificarlos.
Es sinuoso, ¿verdad? Al fin y al cabo, un niño es “solo un niño”, pero, como
bien sabemos, las acciones tienen consecuencias, y hay mucho más detrás de esas
pequeñas travesuras que parecen inofensivas.
Puede que sea solo un niño, pero
su comportamiento cruel hacia otros niños no debería ser minimizado. Muchas
veces, escuchamos frases como “es un pobre niño que ………..”. En el fondo, esta
es una forma de justificar lo injustificable y, lo que es peor, perpetuar el
ciclo del maltrato. Porque lo que realmente necesitamos hacer es entender que
la crueldad en un niño no es una cuestión de ser inofensivo o simplemente
divertido; es un problema serio que requiere atención y acción.
Primero, debemos reconocer que
los abusadores, independientemente de su edad, encuentran poder en la ausencia
de consecuencias. Cuando un niño como Ajib, un compañero de trabajo, de estudios, un jefe, actúa de manera cruel y
sus acciones no son abordadas de manera efectiva por figuras de autoridad—ya
sean padres, maestros, jefes o incluso compañeros—puede llegar a sentirse
completamente libre para continuar con su comportamiento dañino. Esto es algo que
no solo afecta a las víctimas, sino que también perpetúa un ciclo de abuso que
puede arruinar la vida de todos los involucrados.
Es triste pero cierto: muchas
veces, las personas se niegan a ver lo que realmente está sucediendo. Prefieren
hacer la vista gorda, ya que es más fácil vivir en la ignorancia que enfrentar
la dura realidad. Como padres, amigos o compañeros de trabajo, es normal sentir
miedo o vergüenza al hablar sobre el mal comportamiento, ¡pero tenemos que
cambiar esa mentalidad! Ignorar un problema no lo hace desaparecer; al
contrario, suele hacer que se intensifique.
Recuerden que el abuso no siempre
es evidente. Puede ser sutil, como una mirada despectiva, un comentario
hiriente o el rechazo silencioso hacia alguien. Pero cada pequeña interacción
cruel tiene un impacto; daña la autoestima de la víctima y afecta su bienestar
emocional. Por lo tanto, ¿cómo rompemos este ciclo destructivo?
Aquí es donde entran en juego la
sinceridad y compasión. Abordar el mal comportamiento no significa ser cruel
con quien lo ejerce. En realidad, significa ofrecer un camino hacia el
reconocimiento y la redención. Sabemos que Ajib, muchos niños como él, y
adultos también pueden ser manipuladores y es difícil enfrentarse a ellos. Pero
no debemos rendirnos. Al contrario, debemos confrontar el problema con
valentía.
Entiendo que es fácil sentirse
impotente ante el abuso, especialmente cuando la mayoría prefiere callar. Es
totalmente comprensible, pero a la larga, es cuestionable si esto es lo
correcto. Si un niño, un maestro, un compañero o incluso un jefe se comportan
indebidamente, no deberíamos dejarnos paralizar por el miedo. Este es el
momento perfecto para actuar y buscar el cambio en la situación.
Cuando nos enfrentamos a una
situación abusiva, quizás no tengamos todas las respuestas, pero lo que sí
podemos hacer es hablar. Declaremos lo que está mal y busquemos ayuda. La
resolución de conflictos en la vida real no es como en los cuentos de hadas: a
menudo, enfrentar a un abusador puede dar miedo, pero recordemos: una carga
compartida es una carga más ligera.
Así que, querido lector, si te
encuentras en una situación similar a la de Ajib—ya sea en tu entorno personal,
laboral o académico—recuerda que no estás solo. La ruta puede ser complicada,
llena de tropiezos y desafíos, pero siempre hay formas de encontrar la luz al
final del túnel. No permitas que el miedo te paralice. Cada pequeño paso que
das puede alterar no solo tu destino, sino también el de las personas que te
rodean.
Si ves comportamientos abusivos o
bullying, no te alejes por miedo. Acércate a la víctima, empatiza con ella,
denuncia la situación y muéstrale que no está sola. No olvides que, al
compartir nuestras historias y experiencias, podemos empoderar a otros y fomentar
un cambio positivo. La compasión y la valentía son herramientas poderosas que
todos podemos emplear para romper el ciclo del maltrato. La próxima vez que te
encuentres con una situación como la de Ajib, no dudes en actuar.
Te dejo el enlace del episodio de
esta semana, para seguir la historia de Bradeddin y averiguar si Ajib llega a
conocer a su padre y mejora su comportamiento.
https://creators.spotify.com/pod/show/aldaraman/episodes/37---Buscando-a-Bradeddim-Hassam-e2sd97d
Así que, hasta el próximo episodio.
¿Qué nos deparará este cuento a nuestros protagonistas en la próxima entrega?
¡Lo descubriremos juntos! ¡Nos vemos pronto!