lunes, 16 de diciembre de 2024

37.- Buscando a Bradeddin Hassam


 

¡Hola mis queridos lectores y oyentes del podcast "Los cuentos de Las Mil y una Noches"! Estoy encantada de volver a estar con ustedes. En este nuevo capítulo, continuamos la saga de nuestros hermanos separados por fantasías que han cobrado vida y, a su vez, repercutido en sus descendientes.

Recordemos rápidamente dónde nos habíamos quedado: Bradeddin ha encontrado un nuevo propósito en su vida como pastelero en Damasco. Después de muchas peripecias y confusiones, parece haber encontrado la estabilidad emocional.

Sin embargo, su historia no es la única que estamos siguiendo, su esposa en la noche de bodas quedó embarazada, al nacer el niño le pusieron Ajib, que al parecer ha crecido en una burbuja de privilegios y arrogancia.

Ajib es un niño que, a sus cortos siete años, ha aprendido a ejercer su poder sobre los demás, ha crecido con la concepción de que su valor proviene de su linaje y el estatus que lo rodea, y no de sus verdaderas virtudes como persona.

Cree que el gran visir es su padre, cuando en realidad, es su abuelo. Esto nos lleva a reflexionar: ¿cuál es la vida interior de un niño que se siente tan superior a sus compañeros? La respuesta quizás radique en la falta de comprensión y verdad en su vida familiar.

El maestro de Ajib, un personaje lleno de buenos deseos y con un corazón compasivo, ve el sufrimiento de los otros niños que son víctimas de sus abusos. Así que, en su intento de hacer una intervención, organiza un juego que se convierte en un doloroso ejercicio de honestidad.

Para poder jugar cada niño debe presentarse diciendo su nombre, también el de sus padres. Cuando llega el turno de Ajib, la revelación que el gran visir no es su padre, en medio de risas y burlas, es un verdadero rayo que lo impacta. La confirmación de su madre, llena de lágrimas, desciende sobre él como una nube oscura.   La caída de su pedestal no sólo es una experiencia devastadora, sino también polarizadora. Nos plantea la pregunta: ¿Qué hace a un niño malvado? Hermann Hesse lo decía, “el mundo es un reflejo de tu alma”, pero ¿qué sucede cuando esa alma está perdida?

El comportamiento de Ajib me lleva a reflexionar cómo, muchas veces, caemos en la trampa de justificarlos. Es sinuoso, ¿verdad? Al fin y al cabo, un niño es “solo un niño”, pero, como bien sabemos, las acciones tienen consecuencias, y hay mucho más detrás de esas pequeñas travesuras que parecen inofensivas.

Puede que sea solo un niño, pero su comportamiento cruel hacia otros niños no debería ser minimizado. Muchas veces, escuchamos frases como “es un pobre niño que ………..”. En el fondo, esta es una forma de justificar lo injustificable y, lo que es peor, perpetuar el ciclo del maltrato. Porque lo que realmente necesitamos hacer es entender que la crueldad en un niño no es una cuestión de ser inofensivo o simplemente divertido; es un problema serio que requiere atención y acción.

Primero, debemos reconocer que los abusadores, independientemente de su edad, encuentran poder en la ausencia de consecuencias. Cuando un niño como Ajib, un compañero de trabajo,  de estudios, un jefe, actúa de manera cruel y sus acciones no son abordadas de manera efectiva por figuras de autoridad—ya sean padres, maestros, jefes o incluso compañeros—puede llegar a sentirse completamente libre para continuar con su comportamiento dañino. Esto es algo que no solo afecta a las víctimas, sino que también perpetúa un ciclo de abuso que puede arruinar la vida de todos los involucrados.

Es triste pero cierto: muchas veces, las personas se niegan a ver lo que realmente está sucediendo. Prefieren hacer la vista gorda, ya que es más fácil vivir en la ignorancia que enfrentar la dura realidad. Como padres, amigos o compañeros de trabajo, es normal sentir miedo o vergüenza al hablar sobre el mal comportamiento, ¡pero tenemos que cambiar esa mentalidad! Ignorar un problema no lo hace desaparecer; al contrario, suele hacer que se intensifique.

Recuerden que el abuso no siempre es evidente. Puede ser sutil, como una mirada despectiva, un comentario hiriente o el rechazo silencioso hacia alguien. Pero cada pequeña interacción cruel tiene un impacto; daña la autoestima de la víctima y afecta su bienestar emocional. Por lo tanto, ¿cómo rompemos este ciclo destructivo?

Aquí es donde entran en juego la sinceridad y compasión. Abordar el mal comportamiento no significa ser cruel con quien lo ejerce. En realidad, significa ofrecer un camino hacia el reconocimiento y la redención. Sabemos que Ajib, muchos niños como él, y adultos también pueden ser manipuladores y es difícil enfrentarse a ellos. Pero no debemos rendirnos. Al contrario, debemos confrontar el problema con valentía.

Entiendo que es fácil sentirse impotente ante el abuso, especialmente cuando la mayoría prefiere callar. Es totalmente comprensible, pero a la larga, es cuestionable si esto es lo correcto. Si un niño, un maestro, un compañero o incluso un jefe se comportan indebidamente, no deberíamos dejarnos paralizar por el miedo. Este es el momento perfecto para actuar y buscar el cambio en la situación.

Cuando nos enfrentamos a una situación abusiva, quizás no tengamos todas las respuestas, pero lo que sí podemos hacer es hablar. Declaremos lo que está mal y busquemos ayuda. La resolución de conflictos en la vida real no es como en los cuentos de hadas: a menudo, enfrentar a un abusador puede dar miedo, pero recordemos: una carga compartida es una carga más ligera.

Así que, querido lector, si te encuentras en una situación similar a la de Ajib—ya sea en tu entorno personal, laboral o académico—recuerda que no estás solo. La ruta puede ser complicada, llena de tropiezos y desafíos, pero siempre hay formas de encontrar la luz al final del túnel. No permitas que el miedo te paralice. Cada pequeño paso que das puede alterar no solo tu destino, sino también el de las personas que te rodean.

Si ves comportamientos abusivos o bullying, no te alejes por miedo. Acércate a la víctima, empatiza con ella, denuncia la situación y muéstrale que no está sola. No olvides que, al compartir nuestras historias y experiencias, podemos empoderar a otros y fomentar un cambio positivo. La compasión y la valentía son herramientas poderosas que todos podemos emplear para romper el ciclo del maltrato. La próxima vez que te encuentres con una situación como la de Ajib, no dudes en actuar.

Te dejo el enlace del episodio de esta semana, para seguir la historia de Bradeddin y averiguar si Ajib llega a conocer a su padre y mejora su comportamiento.

 

https://creators.spotify.com/pod/show/aldaraman/episodes/37---Buscando-a-Bradeddim-Hassam-e2sd97d


Así que, hasta el próximo episodio. ¿Qué nos deparará este cuento a nuestros protagonistas en la próxima entrega? ¡Lo descubriremos juntos! ¡Nos vemos pronto!

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