¡Hola a todos mis queridos oyentes y lectores! ¿Cómo andan? Espero que de maravilla. Nuestra amiga Scherezade ha dado el puntapié inicial a una nueva historia que, ¡les prometo!, viene cargadita de emoción, amor y drama. Se trata de "Dulce Amiga", una historia que iremos desentrañando juntos a través de nuestro podcast favorito, "Los Cuentos de las Mil y Una Noches". ¡A partir de hoy y durante las próximas semanas, los invito a sumergirse en este relato conmigo!
En el episodio de hoy, se tocan
varios temas que me dejaron pensando, dándole vueltas a la cabeza. Uno de ellos
es esta idea, ¡tan arcaica!, de que existe una mujer "para casarse",
como si fuera un requisito impuesto por el círculo social, y otra "para
pasar el rato", para aliviar las tensiones y preocupaciones del día a día.
¡Pero qué pensamiento más mezquino y, sobre todo, MACHISTA! Y lo peor de todo
es que todavía existan mujeres que compartan esa visión... ¡De no creer!
Lamentablemente, amigas y amigos,
el machismo no ha desaparecido. Y créanme, lo veo a diario. Aunque no lo digan
a los cuatro vientos, siempre hay quien piensa que existe "la esposa"
y "la otra". La primera, la que se presenta en las reuniones de
jefatura, con la familia, en esos círculos sociales donde se mueve el grupo
familiar y los amigos de la casa. ¡Patético!
Y no solo eso. También me ha
tocado presenciar, en reuniones de mujeres para celebrar algo, las feroces
críticas hacia aquella "amiga" o conocida que ha sufrido algún
problema de acoso o denigración, ya sea por su forma de vestir, por su manera
de ser alegre y extrovertida. ¡Increíble! Por suerte, no hemos sido pocas las
que hemos saltado en su defensa, gritando a los cuatro vientos que ninguna
mujer debe sentirse culpable por lo que la naturaleza le dio. ¡Ni mucho menos
eso les da derecho a los varones a incomodarla! ¡Ni a las mujeres a criticarla
por ser diferente! ¡Basta ya!
De verdad, no logro entender cómo
alguien puede suscribirse a una idea tan denigrante, que reduce a las personas
a simples objetos utilitarios. ¿Desde cuándo valemos menos por no encajar en el
molde preestablecido de "mujer ideal"? ¿En qué momento nos
convertimos en piezas de un rompecabezas que debe encajar a la perfección para
ser aceptadas?
Me pregunto, ¿de dónde viene esta
necesidad enfermiza de clasificar a las mujeres en categorías tan limitantes?
¿Acaso somos ganado que se evalúa según su pedigrí? ¿Quién decide cuáles son
las características que nos hacen "aptas" para una cosa u otra?
Creo que es fundamental que
cuestionemos estas ideas preconcebidas y que luchemos con uñas y dientes contra
ellas. Cada persona es un universo único e irrepetible, con sus propias
virtudes, defectos, sueños y aspiraciones. No podemos permitir que una sociedad
machista nos defina y nos encasille en roles que no nos representan. ¡Tenemos
que romper con esos moldes y ser auténticas!
"Dulce Amiga" ya nos
está planteando interrogantes muy importantes. Estoy ansiosa por descubrir cómo
se desarrolla esta historia y cómo los personajes se enfrentan a estos
desafíos. Los invito a unirse a mí en este viaje y a compartir sus propias
reflexiones. ¡No se pierdan los próximos episodios! ¡Se vienen con todo!
Y ustedes, ¿qué opinan de todo
esto? ¿Han sentido alguna vez la presión de encajar en un determinado rol
social? ¿Cómo han lidiado con esas expectativas? ¡Los leo en los comentarios!
¡Quiero saber sus experiencias y opiniones! ¡Hasta la próxima! ¡Y recuerden
siempre ser ustedes mismos! ¡No permitan que nadie les diga cómo tienen que
ser!
