Cómo están mis queridos lectores
de este blog, como sobrevivió Scherezade, y que tiene vínculo con el podcast
los cuentos originales de las Mil y Una Noches, donde cuento la historia que
inspira mis reflexiones. Estamos
llegando al final de las desventuradas aventuras del segundo calender, y
conoceremos por fin la historia del tercer calender.
Gracias a la princesa Reina de la Hermosura, el
príncipe ha recuperado su forma humana, sin embargo, a su heroína le ha costado
la vida el enfrentarse al genio, para romper el encantamiento.
El dolor se apoderada de todos, la desgracia persigue
a este príncipe, es el causante de desventuras por donde pasa, ya dos princesas
han muerto para salvarlo y durante la batalla de la princesa contra el genio ha
perdido el ojo derecho. En vista de
ello, el sultán que le tenía gran afecto y admiración al príncipe mono le
conmina a abandonar el reino.
Nuevamente solo, sin nadie ni nada, se convierte en
calender emprendiendo un viaje hacia Bagdad para presentarse ante el califa
Harun Al Rashid y solicitar su ayuda.
Zobeidah le perdona la vida, después de escucharlo, el
califa guarda silencio, pues se supone es un mercader. El joven decide quedarse al igual que el
primer calender y el mandadero, para escuchar la historia del resto de los
huéspedes. Sin que se lo pidan el
tercer calender comienza a relatar su aventura, reconociendo desde un inicio
que su condición se debe a su propia responsabilidad.
Su aventura comienza al heredar el reino tras la
muerte de su padre, descubrió que sus dominios estaban compuestos por varias
islas. En su interés por conocerlos comenzó a viajar de isla en isla y, con el
tiempo, adquirió un profundo gusto por la navegación. Una vez conocidas todas
las islas, su espíritu aventurero lo llevó a tomar la decisión de recorrer el
mundo.
En uno de estos viajes, después de una tormenta el
capitán del barco extravió el rumbo, siendo incapaz de retornar a los estados
del nuevo reino. Desviados de su curso, terminaron llegando a una isla imán, conocida
por atraer a las naves debido a los metales que poseían en su construcción.
Desafortunadamente, esto provocaba que las embarcaciones se destruyeran y sus
tripulantes murieran ahogados. La nave del rey no fue la excepción; sin
embargo, él logró salvarse y llegar a la orilla sin daño alguno.
Escaló la montaña de la isla hasta llegar a la cumbre, encontrando una cúpula y una escultura ecuestre hecha de hierro. Exhausto se queda dormido teniendo un sueño que le revela como salir de la isla. La única condición para llegar a salvo a su país, es que, al ser rescatado, no deberá pronunciar el nombre de Dios.
Al despertar sigue las instrucciones que le fueron
reveladas en el sueño, y algo extraordinario sucede y de lo que te enterarás al
escuchar el podcast de esta semana. Sin
embargo, una vez rescatado se le olvida la recomendación y da gracias a Dios, y
bueno que te puedo contar, nuevas desgracias y desventuras.
No es que no pudiera dar gracias en silencio, sino que
no lo hiciera en voz alta, ¿por qué cuesta tanto en ocasiones controlar los
impulsos y mantener la boca cerrada?
A veces mantener silencio nos permite evitar
conflictos, y no hablo de convertirse es cómplice pasivo, me refiero a esas
ocasiones en que las palabras empeoran una situación ya de por si delicada.
Esto nos lleva a un punto profundo de reflexión. ¿Por
qué es tan difícil a veces mantener silencio? ¿Por qué los impulsos nos empujan
a hablar cuando debemos pensar? Esta historia nos recuerda que, a veces, las
palabras pueden ser las que acrecienten nuestros conflictos. No se trata de ser
un cómplice pasivo, como he dicho; se trata de tomar la responsabilidad de
nuestras acciones. La honestidad y el silencio pueden ser herramientas
poderosas, pero es complicado en momentos de emoción.
Reflexiona antes de actuar, porque cada palabra que
decimos tiene el poder de construir o destruir.
Acá de dejo el enlace del podcast de esta semana, y te espero la próxima semana.
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