¡Hola, hola, mis queridísimos
oyentes, lectores y seguidores de este su blog y podcast! ¿Cómo andamos hoy?
Espero que con la misma intriga y emoción que yo, siguiendo este novelón que es
la historia de Ali-Ben-Bekar y Shamsennahar.
Ya las cartas no alcanzan, la cosa se está poniendo seria y la distancia
empieza a pesar.
Resulta que nuestro nuevo
"alcahuete," el joyero amigo de Ben-Taher, no tiene el mismo acceso
VIP al palacio. Pero ojo, que el joyero no se rinde, ¡promete idear un plan! Ya
tiene la casa, ahora falta decorarla dignamente para recibir a la favorita y al
príncipe.
Pero mientras esperamos el plan
maestro del joyero, me puse a pensar... ¿Existe la depresión por amor a
distancia? ¿Y la depresión por un amor prohibido, un amor imposible? Adivinen, si existe; Shamsennahar y
Ali-Ben-Bekar son candidatos número uno. Ahí están, languideciendo, con el ánimo por el
suelo, ¡hechos unos trapos! Y los médicos sin dar pie con bola, sin saber qué
les pasa. ¡Claro, cómo van a saber si es "mal de amores"! y que
conlleva este mal, pues depresión, angustia.
Pongámonos en su lugar: sin
videollamadas, sin WhatsApp, nada de "te extraño" en Instagram. ¡Solo
cartas e intermediarios jugándose el pellejo! Era difícil antes, ¡y sigue
siendo difícil ahora!
Diferencias sociales, culturales,
religiosas... ¡Un montón de barreras! A veces son muros de contención, otras
veces son piedras en el zapato. Pero ¿qué hacemos cuando el amor es mucho y las
barreras son altas? Lo prohibido, lo
imposible, siempre tiene un no sé qué que lo hace más intenso, más obsesivo.
Afortunadamente, en el siglo XXI
tenemos herramientas. Las videollamadas nos acercan, los emails nos conectan.
Pero a veces, ni así. La separación física duele, las diferencias horarias
complican. ¿La solución? Hablar, ¡siempre hablar! Con amigos, con familiares,
con quien nos dé un hombro donde llorar y un oído que nos escuche. Buscar ese
apoyo emocional que tanto necesitamos.
Y como pareja, crear un espacio
seguro, un lugar donde podamos expresar nuestros sentimientos sin miedo al
juicio. Empatía, escucha activa, comprensión... ¡Es la clave! Priorizar la
conexión emocional, aunque estemos a miles de kilómetros de distancia, puede
hacer la diferencia entre una relación que se desmorona y una relación que se
fortalece.
Ahora, hablemos del amor
imposible. Ese amor que choca con la realidad, que no tiene futuro, que está
condenado al fracaso. Lo primero, lo más importante, es reconocer esa realidad.
¿Hay posibilidades de cambio? ¿Se puede hacer algo para salvar la relación? Si
la respuesta es no (o un rotundo "lo veo difícil"), es hora de tomar
decisiones dolorosas pero necesarias.
Alejarse de un amor imposible es
un desafío monumental, ¡un Everest emocional! Pero con el apoyo adecuado
(amigos, familiares, incluso un buen terapeuta), es posible superarlo.
Recuerden esto: todos merecemos amar y ser amados de una manera que nos enriquezca,
que nos haga soñar, que nos haga sentir felices y realizados. ¡No un amor que
nos amargue la vida! Así que, ¡atrevámonos a soltar, a dejar ir aquello que nos
hace daño!
Porque si, los amores imposibles
bajan la autoestima. ¡Y eso no lo podemos permitir! Hay que invertir en nuestro
bienestar emocional, recuperar nuestra confianza, recordarnos lo valiosos que
somos.
Y hablando de amores y desamores,
si quieren seguir sufriendo (y gozando) con las desventuras de Ali y la
favorita del califa, les dejo el enlace por aquí:
¡Los espero la próxima semana con
más chismecito de la corte! ¡No se lo pierdan!
No hay comentarios:
Publicar un comentario