¡Bienvenidos de nuevo a "Cómo sobrevivió Scherezade", mis queridos lectores!
Aquí estamos nuevamente en este
nuestro blog, donde nos sumergimos en las profundidades de "Los cuentos de
las mil y una noches", gracias al podcast que tanto nos hace pensar. Ya
saben, esas historias que la astuta Scherezade le narra al sultán, con la
complicidad de su hermana Dinarzarda, noche tras noche, con la esperanza de
postergar su propio final y salvar a las jóvenes del reino de una muerte
segura.
Esta vez, Scherezade nos presenta
(¿o deberíamos decir, nos tortura?) con la historia de un amor a primera vista,
un flechazo fulminante entre Ali-Ben-Bekar, el apuesto príncipe de Persia, y
Shamsennahar, la favorita del califa Harun Al Rashid.
La forma en que estos dos
personajes expresan sus sentimientos, no solo con palabras y gestos, sino
también a través de canciones, me hace imaginar una puesta en escena al estilo
de un musical fastuoso. Visualizo a las bellas esclavas tocando instrumentos
exóticos, cantando melodías melancólicas, y acompañando a nuestros amantes
cuando sus voces se elevan para proclamar lo que arde en sus corazones. ¡Qué
espectáculo!
Pero más allá del brillo y la
música, la historia de Ali-Ben-Bekar y Shamsennahar es una tragedia anunciada.
Se dejan llevar por un sentimiento que los sobrepasa, un amor condenado a la
fatalidad. Ella, la favorita del califa goza de una libertad inusual. El califa
la adora y confía en ella ciegamente, permitiéndole ir y venir a su antojo.
Pero basta una mirada, un instante fugaz, para que Shamsennahar se vea
arrollada por un amor que le roba el aliento si no está cerca del príncipe.
¡Ay, el amor a primera vista!
Y aquí me surge una pregunta:
¿puede alguien, en la vida real, dejarse consumir por un sentimiento trágico,
sabiendo que eso podría significar su destrucción? A ver, levante la mano quien
no ha hecho alguna locura por amor. ¡Yo, yo, yo! Pero ¿hasta el extremo de
poner en riesgo la propia vida?
Afortunadamente, los tiempos
cambian (para bien o para mal, ya veremos), pero el sentimiento de amor, esa
chispa que lo enciende todo, persiste y se manifiesta a través de las épocas.
Puede tomar formas idealistas, extrovertidas, introvertidas... lo que sea. Pero
a lo largo de los siglos, sigue siendo una cuestión de elección, de cómo
decidimos vivir esos sentimientos. Incluso si elegimos dejarnos llevar por la
pasión desenfrenada.
La verdadera pregunta es: ¿cuánto
estamos dispuestos a ceder en nombre del amor? Sin duda, influyen un montón de
factores: nuestras emociones, nuestra psicología, nuestras experiencias
pasadas, nuestras carencias y expectativas sobre cómo "debería" ser
el amor, las relaciones, las pautas de comportamiento que hemos internalizado...
¡Un cóctel explosivo, amigos! y no es fácil, no hay receta segura.
El amor, esa palabra que nos
encanta, a veces se idealiza demasiado. Lo romantizamos y lo convertimos en
algo irreal, casi de cuento de hadas. Pero ¿qué es el amor de verdad? ¿Debería
ser una fuente de sufrimiento o de crecimiento personal? Yo creo que deberíamos
buscar amores que sumen, que nos impulsen hacia adelante, que nos hagan sentir
plenos y felices. Amores que nos ayuden a crecer como personas, que nos
inspiren a ser mejores. No amores tóxicos que nos consuman y nos agoten
emocionalmente, ¡por favor!,
Ya sé, ya sé, las cosas se dan
como se dan, y no siempre de la mejor manera. Pero siempre se trata de
decisiones, si aceptamos o no la manera en que se nos presenta y ofrece.
Y ahora, la pregunta del millón:
¿el amor se busca o llega solo? Algunos se pasan la vida buscando sin
encontrar, mientras que a otros les llega sin siquiera esperarlo o buscarlo.
¡Quién sabe! Lo que sí sé es que
eso de "es mejor amar que ser amado"... ¡patrañas! Con todo el
respeto, todos y cada uno de nosotros merecemos ser amados, valorados y
correspondidos. El amor debe ser recíproco, un dar y recibir constante. No se
trata solo de amar incondicionalmente, sino también de ser amado
incondicionalmente. De encontrar a alguien que te vea de verdad, que te
entienda, que te acepte tal como eres, con tus virtudes y tus defectos.
Busquemos compañeros de viaje, no verdugos que nos hagan la vida imposible. ¿No
les parece?
Les dejo el enlace al podcast de
esta semana, para que sigamos juntos la historia de amor de Alí-Ben-Bekar y
Shamsennahar:
¡Los espero la próxima semana! Y
mientras tanto, no se olviden de dejarme sus comentarios. ¿Qué opinan de los
amores dramáticos? Porque es entretenido leer, ver o seguir una telenovela
llena de sufrimientos y pasiones desbordadas, pero ¿vivirlos en carne propia?
¡No gracias! Prefiero un buen libro y una taza de té. ¡Hasta la próxima!
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