lunes, 5 de mayo de 2025

57.- El jorobado – La historia de Al-Kuz (conclusión) – La historia de El-Ashar


Queridos lectores del blog y oyentes del podcast "Los cuentos de Las Mil y una Noches", me alegra seguir compartiendo con ustedes la historia del barbero y sus hermanos. ¿Cómo acabará?

¿Serán perdonados, por el sultán los involucrados en el incidente del jorobado, una vez que hayamos escuchado las historias que el barbero está contando sobre sus hermanos?

Esta historia, en particular, me ha dejado pensando. ¿En qué? Pues en algo que, tristemente, es más común de lo que nos gustaría admitir: lo increíblemente fácil que es juzgar a alguien o algo basándonos en lo que vemos superficialmente, en lo que escuchamos de pasada, o, peor aún, ¡en lo que "nos han contado"!, en el chisme, en el rumor.

Seamos honestos, ¿quién ha juzgado a alguien sin tener toda la información? Es como jugar al teléfono descompuesto, ¿no les parece? Alguien suelta una frase, una insinuación, y antes de que te des cuenta, la historia ha mutado, se ha deformado, se ha inflado con detalles inventados por gente que solo escuchó un pedacito, ¡no la historia completa, y sin tener idea del contexto!

Por ejemplo, cuando escuchamos una parte de una conversación ajena, un fragmento de una discusión entre dos personas, e inmediatamente ¡boom!, imaginamos todo un trasfondo en nuestra cabeza. Creamos una historia completa, la damos por sentada como si fuera la mismísima verdad, y corremos a contársela a nuestro amigo/a de más confianza, como quien tiene una primicia importantísima que compartir.  Y claro ese amigo/a también tiene alguien de más confianza a quien contarle su propia versión.

¿Por qué hacemos esto? Pues porque somos humanos y, por defecto, rellenamos los huecos con lo que creemos que sabemos, con nuestros propios prejuicios, con nuestras suposiciones. Somos testigos parciales, vemos un trozo de la realidad y, sin conocer el contexto completo, construimos una narrativa que, muchas veces, ¡está a años luz de la verdad!

Y ojo, que no estoy diciendo que todos lo hagamos con mala intención. A veces, simplemente, nuestro cerebro está programado para buscar patrones, para dar sentido a lo que nos rodea, incluso si no tiene todos los datos. El problema es que esa "búsqueda de sentido" puede llevarnos por caminos muy equivocados.

Uno de los grandes problemas de la comunicación humana es, precisamente, ese: el rumor, el chisme, el "me dijeron que…". Cada uno repite lo que oyó, cada uno cuenta lo que creyó ver u oír, completando con su propia interpretación, basada en sus propias experiencias y, a menudo, en sus propios prejuicios. ¡Es un cóctel explosivo que puede causar un daño irreparable!

Y luego, cuando, por fin, la verdad sale a la luz (si es que alguien se toma la molestia de buscarla, de realmente escuchar todas las versiones), muchas personas se niegan a aceptarla. ¿Por qué? Porque admitir que se equivocaron, que pasaron semanas (¡o meses!) hablando de más, creyéndose conocedores y entendidos de algo que solo sabían de oídas, es difícil. Es doloroso reconocer que uno se apresuró a dar por verídico un chisme, un rumor jugoso, pero potencialmente destructivo.

Seamos sinceros, algunos chismes son irresistibles y emocionantes de escuchar. ¡Admitámoslo! Pero, el daño que causan puede ser devastador. aunque haya sido desmentido el rumor, siempre habrá quien se niegue a creerlo. Siempre habrá una sombra de duda, sin razón de peso que la justifique. Esa persona, esa situación, navegará para siempre en el mar de las dudas.

Y a lo largo de la historia, siempre ha habido y habrá personas que se aprovechan de la desinformación para dañar a otros, para impedir que una idea que pudiera parecer buena llegue a buen puerto.

A veces, somos nosotros mismos los que, sin darnos cuenta, nos convertimos en repetidores de chismes y rumores falsos. Otras veces, somos las víctimas, los que sufrimos las consecuencias de las habladurías.

Entonces, ¿cómo podemos combatir esta tendencia humana a juzgar por las apariencias? Lamentablemente, no existe una solución mágica. Lo que sí podemos hacer es esforzarnos por ser honestos con nosotros mismos y con los demás. Aunque no te crean, aunque te malinterpreten, lo importante es estar en paz contigo mismo, promover una comunicación sana, clara, precisa y directa. Irónicamente, ¡hasta eso puede ser malinterpretado! El mundo es un lugar complicado, ¿verdad?

Y hablando de escuchar… ¡no se olviden de escuchar el nuevo episodio del podcast! La historia de Al-Kuz los hará pensar, reír y, quizás, hasta cuestionar sus propias preconcepciones. Prometo que vale la pena.

https://creators.spotify.com/pod/show/aldaraman/episodes/57---El-jorobado--La-historia-de-Al-Kuz-conclusin--La-historia-de-El-Ashar-e32e330

Y ahora, cuéntenme ustedes, ¿alguna vez se han visto envueltos en una situación similar? ¿Han sido víctimas de un rumor? ¿O han sido ustedes los que han repetido algo que no era cierto? ¡Los leo en los comentarios! ¡Me encanta saber sus opiniones y experiencias! ¡Compartamos nuestras reflexiones y aprendamos juntos! 

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